Los celos son un veneno mortal
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¿HAN PENSADO
alguna vez si los éxitos de otras personas les hace sentirse inferiores? Si se
han sentido de esa manera, no son los únicos. Ese es un sentimiento muy humano.
Una de las cosas más difíciles en esta es alabar a un compañero cuando tiene éxito en su trabajo. Un gran
escritor dijo en cierta ocasión: "Pocas cosas hay más difíciles en este
mundo que soportar la molestia de un buen ejemplo".
En verdad, la envidia que se siente ante el éxito de un semejante, no conduce
a nada bueno. Los celos o envidia por la suerte o habilidad de alguien lo único
que pueden hacer, quizás, es un agujero en el estómago de quien siente esa
envidia o celos, conocido como "úlcera".
Una naturaleza celosa o envidiosa es un obstáculo gigante que crea toda
serie de complicaciones. Es inútil envidiar a alguien que es mejor que
nosotros, ya que por mucho que nos esforcemos, siempre encontramos alguien que
nos supera en algo, siempre habrá alguien que será mejor que nosotros.
En este mundo, en nuestra empresa, hay oportunidades suficientes para cada
uno de nosotros para que tengamos éxito en una tarea particular; preocupémonos
por lograr éxito en nuestro trabajo y no tratemos de desacreditar o
menospreciar el éxito que nuestros compañeros tienen. Siempre que veamos que un
compañero tiene éxito en algo, felicitémosle sinceramente, si lo hacemos así,
también nos felicitarán a nosotros cuando hagamos algo que merezca
reconocimiento.
El éxito verdadero no se logra menospreciando el éxito de otras personas,
sino tratando de sacar el mayor provecho de nuestra capacidad. El éxito
verdadero se consigue trabajando para mejorarnos sin preocupamos si otros están
teniendo más éxito que nosotros, si se les está dando mayores responsabilidades
por su preparación y capacidad, más autoridad, o incluso más salario.
Los celos o la envidia que llevan a desacreditar a compañeros de trabajo,
no llevan a ninguna parte. Lo único que
se logra es crear enemigos y perder tiempo y energía tiempo y energía que
podría emplearse en superar el nivel y la calidad del propio trabajo. Aquéllos que se dejan llevar por sentimientos
profundos de envidia, terminan por envenenarse a sí mismos. La envidia es un veneno más mortal que el de
una serpiente.
El mejor antídoto contra la envidia es la confianza. Los trabajadores que realizan una buena labor
y saben que su trabajo es de buena calidad, no se sienten inclinados a envidiar
el éxito de otros compañeros. Saben que
más tarde o más temprano, ellos también tendrán éxito.
Recuerdo que hace unos años trabajaba en nuestra planta un trabajador joven
que poseía cualidades excepcionales. Con
el tiempo pudo haber llegado a ser un tornero destacado, fuera de lo común,
pero se dejó arrastrar por la envidia.
Un compañero 20 años mayor y con mucha más experiencia en su oficio,
aunque con menos habilidad y capacidad, producía más piezas que el joven
trabajador. Yo observé desde un
principio que éste no hacia más que observar al trabajador más antiguo y
criticaba la lentitud con que trabajaba, aunque en realidad, como he dicho
antes, producía más piezas que él. Le
advertí una y otra vez que se interesara sólo por mejorar su trabajo, que con
el tiempo llegaría a ser mejor tornero que su compañero. Pero no hizo caso, y
la envidia le arrastró a tal extremo que la calidad de su trabajo, en lugar de
mejorar, empeoró. Llegó un día en que él mismo no pudo tolerar más su
frustración y terminó marchándose voluntariamente de la planta.
La envidia, como en el caso que les he narrado, puede llegar a destruir las
mejores cualidades de una persona.
Cuesta el mismo esfuerzo, sentir envidia por un compañero, que sentir
admiración. Las ganancias personales que
se obtienen cuando se admira el buen trabajo de un compañero son enormes.
En nuestra planta no hay lugar para envidiosos. Tenemos que trabajar unidos, ayudamos
mutuamente y siempre que podamos alabar y admirar el trabajo de nuestros
compañeros, va que si lo hacemos así ellos también alabarán y admirarán el
trabajo que hacemos nosotros.
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